Ms. Pesadilla



El tren está lleno de mentes vacías y subconscientes gritando. No estamos en las primeras horas de la mañana, estamos incluso antes, esa franja horaria donde solo viajan los madrugadores extremos y los que abrazan la noche callejera. La mayoría de ellos comparten una cosa: necesitan dormir. Sus mentes no son capaces de pensar con coherencia así que dejan de hacerlo, mientras que se relajan con el leve traqueteo de los vagones, y sus subconscientes cobra fuerza para hacer lo que quieren.
Me interesa la mujer del cuarto vagón, escucha música a través de los auriculares, en un intento de aislarse del resto de pasajeros y mantenerse despierta. Pero el hecho de tener dos trabajos y no descansar suficiente hace efecto, y sus ojos rasgados y ojerosos terminan por cerrarse.
Empieza mi hora de trabajo.
Hoy me siento inspirada, con ganas de hacer un buen trabajo, una pesadilla que la mujer recuerde durante meses. No lo hago porque vaya a disfrutar con su sufrimiento; para nada. Lo hago porque lo necesita. A diferencia de la mayoría mortal yo entiendo el bien que puede hacer mi trabajo. Las personas perciben mucho más de lo que creen, pequeños cambios que los advierten de un peligro próximo; una mirada diferente en alguien cercano, una palabra a la que no se le dio importancia, una estructura que se declara inestable, o un matiz en el ambiente del trabajo. Todo esto se mantiene en su subconsciente y luego se llevan igualmente la sorpresa, pero si antes tienen una pesadilla donde sufren a causa de esa señal, a veces van preparadas. Aunque a causa de estos avisos se creen que hay señales enredadas en todas las pesadillas y sueños, y siempre están buscando constantes y advertencias, dictando que significa cada punto de su mundo onírico; se complican demasiado. A veces una pesadilla no es más que una pesadilla.
Así que me desperezo y busco en su mente: problemas, metas, miedos, señales, seres queridos, recuerdos... Todo aquello que me ayude a documentarme para un buen trabajo. Depende de cuál sea su situación debo generar una pesadilla diferente, aunque hoy me apetezca lucirme, si necesita otra cosa así lo haré. No siempre es bueno meter advertencias; en realidad hasta es poco común. Otras veces solo les muestro la respuesta a sus problemas haciéndoles creer que es cosa suya, algo parecido a lo que hace Mr. Sueño, pero soy un poco más intensa. También les muestro sus miedos sin más, si se acostumbran o logran superarlos en el lado onírico también terminarán haciéndolo en el otro (aunque esto no siempre sucede). Debo admitir que me gusta hacerles pensar, y nada te hace pensar más rápido que la necesidad más vital, sobrevivir.
Pero esta mujer no necesita una obra magna de las pesadillas. Sus miedos son los mismos que en la mayoría, si intento advertirla malinterpretará las señales, y está demasiado cansada para pensar; solo necesita una pesadilla. Una corriente y común pesadilla que ocupe su mente y tiempo, y tal vez que la despeje para trabajar todo el día. Una obra de tantas que suelo repetir, un copia y pega del terror, algo mediocre. Así que la dejo en un lugar con una sola salida, creo una situación común, dejo señales sutiles de peligro para que esté tensa, entonces manifiesto un miedo reciente en forma de gran peligro, permito que reine la esperanza y se confíe, y entonces llega el verdadero terror y se despierta.
Trabajo listo, se despertará unos minutos antes de llegar a su parada y seguramente estará despejada para el resto del día. Otro buen trabajo que nadie me agradecerá, bueno, algunas personas sí lo entienden, pero no por eso deja de dolerme. Soy una mezcla entre artista y guardiana, ¿pero qué piensan ellos de mí? Solo hay que ver algunas de sus obras para comprender que me imaginan como un ser oscuro y malvado. A mí, la entidad que mira por el bien de sus mentes. Y no es por despreciar a Mr. Sueño, el hace un gran trabajo, pero antepone su obra a las mentes. He incluso así le prefieren a él.
Él...
Igual esa es la clave, el miedo a que un ser femenino ostente un poder semejante. Si ese es el caso, que les jodan a los imbéciles. Pero como dije, algunas personas sí comprenden mi labor, y las echaré especialmente de menos cuándo todo se acabe para ellos. No quiero pensar en otra época creando pesadillas sin semejante espectadores, pero si tenemos suerte tal vez esta vez nos dejen estar juntos. Ahora no quiero pensar en ello, solo quiero crear otra gran obra y con ella salvar una mente, así que voy a por el siguiente humano.
Adiós mujer de los auriculares, nos veremos en unas noches.


Diego Alonso R.

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