Hay
lugares que tienen cierto encanto, algo que algunos llamarían magia.
Y luego está esto. Un pequeño vagón de tren malamente iluminado,
con una limpieza deplorable y con un solo ocupante. Lo más llamativo
es que haya logrado dormirse aquí, aunque si tengo en cuenta su
anodina vida no debería sorprenderme. El problema es que ahora me
toca trabajar en un lugar como este. La gente nunca me tiene en
cuenta cuando decide dormirse. Es muy frustrante que ignoren tu
papel, y por ello les causo buenos sueños. No porque busque su
apoyo, si no todo lo contrario. Estar viviendo una vida donde has
logrado tus metas, donde todo va mejor de lo que podrías llegar a
aspirar jamás, para despertarte y ver que era una farsa. Y aunque
debo admitir que hasta cierto punto lo disfruto, en el fondo se que
no tengo mucha opción, es para lo que existo.
Si un
día llegara a presentarme ante la humanidad debería ser alabado
como el mayor artista de la mismísima realidad. No existe una sola
persona que haya creado mejores maravillas que las mías, es más,
algunas de las mejores creaciones nacieron de lo sueños que yo cree.
Tengo que admitir que a veces hago trampas y repito sueños, por eso
hay algunas cosas que la mayoría de la gente soñó. Pero creo que
es entendible, llevo tantos años trabajando que algunos días no
tengo ganas de esforzarme. Algo que llevo peor que no ser reconocido
es que la gente olvide mis obras, la mayoría ni las recuerda recién
levantadas, eso sí es molesto. Hay algunas obras que no podría
repetir ni queriendo, aunque mi trabajo mejoró con la llegada de los
humanos, eso lo admito.
Bien,
falta una media hora hasta que lleguemos al fin del trayecto, en ese
tiempo puedo crear varias vidas. El proceso es muy sencillo y el
primer paso es el obvio, que alguien se duerma. Tras ello un yo se
despierta y me pongo a ver su vida, la parte más rápida y aburrida
de todas. La mayoría son tan deprimentes, tan rápidas y vivas que
siento cierta envidia. Luego solo tengo que dejar fluir mi magia,
unas caras conocidas por aquí, un deseo oculto por allá, una trama
para dar tensión y un final que le haga sonreír. Cuando tengo un
buen día, les muestro lo que de verdad aman para que se atrevan a
disfrutar de ello en su verdadera vida. O les enseño un camino para
obtener ese pequeño y fútil instante de felicidad. Ese es mi
verdadero papel. Pero no puedo hacerlo todo el tiempo, la humanidad
mejoraría y no son capaces de vivir con ello. Por suerte para ellos
existen mi compañera: pesadilla. Ella sí está menospreciada, parece
que esta especie tiende a hacer eso con todo lo que es femenino.
No seáis
tan básicos como para pensar que es un ser malvado, cuya única meta
es asustar a toda criatura viviente. No. Ella es la que de verdad
cuida a las personas. Si es cierto que sus obras suelen dar bastante
miedo, pero la verdad también lo hace y es buena. Su trabajo es
mantener alerta al mundo, evitar que se relajen hasta llegar hasta
provocar su final. Pone al límite a la gente para obligarla a
pensar. Les advierte de aquello que deben temer, y les muestra lo
estúpido que es aquello que piensan que temen. Es la única ante la
que no me importaría perder mi podio. A veces pienso como sería si
trabajáramos juntos, una pena que lo tengamos prohibido. Lo único
que tengo claro, es que seguiremos cuando no haya nadie más. Espero
que por entonces nos lo permitan... Ya siento que se está
despertando. Como me jode que el tiempo funcione diferente para mí.
Supongo
que es la hora de irse, hasta que el telón vuelva a caer.
Diego Alonso R.
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