La opción de tenerlo todo




La música recuerda a un vals mutilado. Interpretado por un chirriante golpeteo mientras el perro no deja de girar. Es lo único que hay dentro de la caja musical, la figura de un perro sin raza, oxidada y con la cabeza a arrancada. Todo su interior mantiene el estilo decadente y horrendo que la decora por fuera. Pero el hecho es que nada de esto tiene ya importancia alguna; no desde que el perro apareció.

Cuando la melodía repitió su primera vuelta se formó su imagen. Este hecho hizo que el hombre se asustara, cualquiera lo haría si se materializa un ser de la nada a tu lado. Sobretodo uno con semejante aspecto, porque podría formarse la imagen apacible de un labrador, pero no. Lo que se forma es la recreación de la figura; un perro que alcanza el metro cincuenta sentado, con el pelaje largo y de un negro canoso, y un cubo dorado con cientos de círculos en relieve que sustituye su cabeza. El hombre retrocede un par de pasos esperando alguna reacción por parte del animal, mantiene la distancia durante otra vuelta de la melodía y un olor a mar y algas empieza a llenar el ambiente, pero no hay ninguna reacción por parte del animal. Intenta dar un paso, pero las piernas le tiemblan indicando el miedo que lo recorre, y tiene que detenerse. Obligado por su propio cuerpo a mantenerse ante el animal, dejando que los escalofríos nazcan y recorran a la inversa el camino de sus sudores.

COD-274 activo, ¿cuál es su deseo?

El impacto de su voz debería haber sido mayor, algo que diera el último golpe al terror, pero es todo lo opuesto. Es una voz monótona y con una ligera resonancia que por alguna razón golpea los puntos exactos para calmarlo. Tanto que no es consciente del cese de los sudores o escalofríos, solo olvida su estado anterior para dejar paso a una antinatural calma.

¿De qué estás hablando?

Tras su pregunta los círculos en la cabeza del animal comienzan a girar creando y destruyendo docenas de figuras.

Tiene derecho a un deseo sin restricciones.

¿Solo tengo que pedir algo y sucederá?

Se repite el baile de los círculos, aunque está vez dura un poco menos.

Sí, solo formúlelo de la forma más clara y así será.

En un arranque cierra la caja de música y el perro desaparece. Y entonces, como si estuviera retenido tras un frágil tapón, todo el miedo sale despavorido. Termina sentándose en suelo para que sus piernas no le fallen, con la respiración a destiempo con el resto de su cuerpo y un temblor helado. Las personas no están acostumbradas a que rompan su realidad. Y cuando un suceso, sin importar de que clase, logra ese objetivo; se rompen. Claro está que muchas personas logran recomponerse, readaptar su realidad a los nuevos hechos y seguir adelante, pero no es fácil por muy posible que sea. Así que pasa cerca de una hora en la misma posición, agarrado a sus rodillas e intentado ordenar los susurros en su cabeza.

En cuanto logra moverse se pone al fuego una taza de café. Puede parecer algo irracional, pero es una actividad ya rutinaria para él, y además el olor le reconforta. Le trae recuerdos de su niñez, cuando iba de visita a casa de su abuela siempre hacía café para sus padres y el olor lo llenaba todo. El café es el olor de su abuela, un olor conocido, el olor de la costumbre. Mientras sube por la cafetera piensa sobre pedir un deseo. Para la mayoría de la gente este sería el punto donde dudas de tu mente, de si te estás volviendo loco o no, pero este no es su caso. Ese miedo le dijo que es muy real, y aunque su mente podría generar algo con igual credibilidad no es razón para dudar, si pide algo y solo lo imaginó lo máximo que sucedería sería que no pasase nada. Eso es lo que piensa, por eso mismo duda sobre pedir un deseo, porque cree que es real. Siendo esta la situación está ante una criatura desconocida y capaz de cumplir cualquier deseo. Ha encontrado un genio de un solo disparo. Y las dudas no son por no saber que deseo pedir, eso lo tiene claro desde que escuchó la pregunta, las dudas son del cómo.

El café acaba de subir. Se prepara una taza con dos cucharaditas de azúcar y se sienta a la mesa. No deja de repetirse las palabras del extraño genio “formúlelo de la forma más clara”. Esta frase es la que le hace dudar, ¿qué pasa si se expresa mal? En muchas obras de ficción ese es el problema al pedir un deseo, usar las palabras incorrectas y que la criatura las tome de forma literal. No puede cagarla. No deja de pensar en las palabras que debería elegir, en el tono al pronunciar cada frase, hasta en la expresión corporal. Al final el café se queda frío mientras toma la decisión, pero ya sabe lo que tiene que decir. Coloca una silla junto a la caja de música y la abre. La melodía vuelve a sonar con el mismo matiz roto de antes. Y el mismo ciclo se repite, con la primera vuelta la imagen, con la segunda vuelta el olor.

COD-274 activo, ¿cuál es su deseo?

El hombre saca de su bolsillo un móvil sin temblor alguno, está claro que la antinatural calma también ha vuelto. Busca algo durante unos segundos y le muestra la imagen de una mujer al perro.

¿Puedes verla?

Los círculos apenas se mueven, ni tiempo tienen a crear una sola figura.

Sí.

¿Puedo usar mi deseo para pedir algo para ella?

El mismo proceso de creación y destrucción inicia en el cubo. Proceso que esta vez superó los dos minutos; el hombre ya empezaba a pensar que algo estaba mal.

Sí, ¿cuál es su deseo?

Quiero que ella se encuentre con verdaderas y buenas oportunidades de cumplir todos sus sueños y metas.

Ejecutando petición.

Una vez más los círculos comienzan a girar pero esta vez se unen en uno solo, el cual gira cada vez más rápido hasta generar una intenso destello, tras el cual el perro ya no está. La calma desparece pero en esta ocasión no trae el miedo consigo, solo unos nervios moribundos. Mira como la caja se cierra sola y se une convirtiéndose en un cubo poniendo fin al ciclo. Observa unos instantes la foto en su móvil, luego bebe el café frío, y marca su número.




Diego Alonso R.

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