Misión de rescate



La caja 08 está aterrizando en medio del claro. Es imposible para este modelo de de nave librarse de semejante mote, y es que lo parece, es rectangular y con cuatro propulsores adaptables, dos delante y dos atrás. Se estabiliza sin muchos problemas y aterriza en el claro. La puerta lateral se abre en forma de corredera y sale un hombre alto y de hombros anchos. Porta un fusil y viste un sencillo uniforme marrón, unas imponentes botas y un grueso chaleco.

¿Qué pasa Goblin? Pareces nervioso. –La voz viene tras él y pertenece a Iris, la jefa del equipo de rescate. Una mujer de piernas anchas, media melena rubia y más edad que el resto del equipo.

No me gusta que me llames así ni tampoco volar en estas malditas cajas. Más aún para buscar a un equipo de investigación que no sabe seguir ni seguir una ruta. –Tras la última palabra echa un bufido, lo cual es reforzado por el aspecto que le da su nariz mellada y el pelo despeinado.

Parece que alguien se a levantado de mal humor hoy.

Iris lo adelanta riéndose y lo deja refunfuñando. Mientras tanto los dos miembros restantes del equipo abren la puerta trasera de la caja y salen montados en la mantis. Tras dejar la caja lista se suben todos y los cuatro se adentran en el bosque.

Como todo equipo de rescate buscan a cierto grupo en problemas. En este caso buscan al equipo de investigación 13, el cual debería recoger unas muestras cerca del límite reconocido y regresas a Eureka. Pero dijeron que habían visto algo y se desviarían unos minutos del rumbo; no regresaron. La señal de su vehículo (la caja 03) funciona por momentos y parece estar a tres kilómetros en el interior de la zona vacía (llamada así por los exploradores de Eureka porque no ha sido explorada en profundidad). Y nuestro pequeño grupo de rescate avanza siguiendo la señal.

¿Este bosque no os recuerda a las fragas de la tierra? –El que inicia la conversación es Al, el médico del grupo. Un joven bajito y delgado que intenta ganar puntos para ascender en la nueva colonia.

Se nota que no has estado en una fraga en tu vida. –Sentada ante él está la miembro del equipo restante, la mecánica. Una mujer cuyos hombros no envidian nada al soldado y siempre lleva la melena negra en una buena coleta.

Venga, deja tranquilo al chaval Teresa.

¿Ahora eres su guardia personal? –Le sonríe burlona–. Está bien.

Gracias Goblin, digo Jorge..., lo siento. –Teresa suelta una ruidosa carcajada que cubre las risas de la jefa de equipo.

No importa, puedes llamarme Goblin si quieres. –Al sonreír parece agradable.

Dejadlo ya –Iris les hace callar–, la señal a vuelto a desaparecer, pero debería estar a unos veinte minutos después de cruzar esto.

En cierta forma es cierto que el bosque en el que se encuentran recuerda a una fraga. Ante ellos el camino está bloqueado por una zona digna de cualquier fraga terráquea. El camino se hace más inaccesible a base de árboles, grandes rocas y un pequeño río rodeado y lleno de ambas cosas. Sin duda un coche normal no podría cruzar, pero ellos van en una mantis. Despliegan las cuatro patas de hierro que esperaban plegadas en el techo del vehículo y las utilizan para cruzar cual insecto sobre todo obstáculo. Avanzan rápido gracias al buen manejo de la jefa sobre la mantis y esos veinte minutos pasan rápidos.

Esto no es lo que esperaban.

Están ante un muralla. Eso es claro indicativo de civilización y en este planeta no hay muestras de ello más que las suyas propias, las cuales son recientes, no como esta muralla. Es de metal y mide unos ocho metros, pero está envejecida, rota y superada por la naturaleza. Esto es muestra de civilización, pero una que se fue hace mucho tiempo, lo cual no hace que sea menos impresionante. Los integrantes del grupo ahora tienen un verdadero problema, el vehículo del equipo de investigación se estrelló al otro lado de esa muralla, así que los seis integrantes de dicho equipo deberían estar dentro de esa ruinosa ciudad. No parece algo problemático a simple vista, pero hay peligros y protocolos por todas partes. Según el protocolo deben informar en caso de descubrimientos importantes, pero por alguna razón la señal es nefasta y no logran contactar. También deben dejar intacto todo descubrimiento, traer de vuelta al grupo perdido y asegurarse que las muestras tomadas por este están en buenas condiciones. Pero no pueden contactar.

Creo que deberíamos volver, hay demasiados peligros y lo que faltaba ahora es acabar necesitando ayuda nosotros. –Han rodeado la muralla hasta encontrar la puerta y Jorge la observa con la espalda apoyada en el coche.

Que altruista eres... –Es algo natural en Teresa tocar las narices.

No empieces, estoy hablando en serio. Deberíamos volver e informar de esto.

¿Y entonces qué pasa con el equipo de investigación? –Jorge mira a otro lado–. Eso me imaginaba.

Yo creo que deberíamos entrar. –Nadie sabe si habla la bondad o la ambición de Al pero todos lo miran.

Uno que quiere entrar, está bien. ¿Y si votamos? –Teresa propone la idea.

No creo que estemos en condiciones de...

Vamos a entrar –corta Iris–. No podemos dejarlos sin intentarlo, pero no antepondremos su vida a la nuestra, así que aquí nadie es tan estúpido como para hacerse el héroe. ¿Entendido?

La respuesta es un asentimiento grupal, cada uno con diferente entusiasmo.

Avanzan en la mantis a través de la muralla y entran en la ciudad. En el estado actual de las calles es difícil explicar la clase de arquitectura que tenían estos constructores, pero parece estar basada en despreciar las esquinas rectas. Cada edificio y construcción es similar a la humana, pero todos tienen las esquinas redondeadas. La naturaleza a entrado y cubierto todo recuerdo de lo que una vez fue este lugar, pero incluso con ello pueden verse las barricadas, los vehículos accidentados y todos los daños en los edificios. Está claro que un porcentaje importante de los daños fueron causados por el tiempo y tal vez por la fauna local, pero algo pasó en esta ciudad. Nuestro uniformado equipo observa el espectáculo atentos y en silencio, puede que todo esté tranquilo, pero no es razón para confiarse.

Llegan rápido a su destino: el lugar del accidente. El edificio no es el más alto de la ciudad, tendrá unas cinco plantas, pero es el más ancho de toda la pequeña ciudad. Y en él se ven los efectos de un gran objeto al estrellarse, sin duda la caja 03. Se bajan de la mantis y recogen sus mochilas, tendrán que entrar.

Superar la puerta es sencillo ya que no hay puerta, en un momento la hubo, pero parece haberse perdido. El bosque también está creciendo en su interior y decora la amplia recepción de una forma un tanto sombría.

¿Para qué creéis que era este edificio? –dice Teresa.

No lo sé, pero es grande y parece estar en el centro de la ciudad, así que debería ser importante para los colonos. –Al observa una enorme raíz mientras habla.

¿Colonos?

Es la primera muestra de civilización que encontramos, si fuera una civilización nativa y con este nivel de construcción habríamos visto más pruebas, así que supongo que fue un intento de colonizar que salió mal. Pero solo es una teoría. –Teresa y Goblin lo observan pensativos.

Las barricadas de ahí fuera ya dejan claro que no les fue muy bien –ahora es Iris el foco de atención–, pero eso no es cosa nuestra. Encontremos cuanto antes al equipo, si se estrellaron necesitarán ayuda, contando que sigan vivos.

Dejan la charla para otro momento, tal vez para el viaje de vuelta, y siguen avanzando. A medida que avanzan por el entramado de hierro y vegetación el avance se hace más complicado. La construcción mantiene en su interior el mismo estilo de esquinas redondeadas que tiene toda la ciudad, pero la fraga parece haber decidido demostrar su capacidad de invadir y el tiempo ha dejado en muy mal estado algunos puntos. Tardan unos minutos en encontrar una manera segura de subir a la tercera planta, donde parece haberse estrellado el otro equipo.

Terminan por encontrarlo.

Atravesaron varios metros de habitaciones destrozando todo lo del medio y así mismos. Y por si queda alguna duda al respecto; están muertos. La mitad de ellos parecen haber muerto por los efectos del accidente, pero eso no es lo realmente preocupante de la escena, son los otros tres. Lograron salir de la nave pero habría sido mejor para ellos haber muerto en el accidente. Sus cuerpos están destrozados. Parece que algo los atacó de una forma salvaje: hay sangre, mordiscos y miembros por todas partes.

Tenemos que irnos. Ya. –Jorge habla con el fusil preparado y mirando a todos lados.

Esta vez no pienso discutir contigo. –Teresa lo acompaña con el mismo gesto, pero con un arma más similar a una escopeta.

Cogeré las muestras y nos vamos tan rápido como podamos. Al, ayúdame. –Este obedece a su líder mientras resiste las ganas de salir corriendo y entran en los restos para recoger las pocas muestras que no se destruyeron en el accidente.

¿Crees que todavía está por aquí lo que hizo eso? –Guarda un par de muestras en su mochila.

No lo sé, pero no vamos a comprobarlo. Cállate y date prisa.

Terminan de hurgar entre los restos y se marchan con los ojos más abiertos que nunca. No corren si no que vuelven sobre sus pasos con calma. Correr es más ruidoso y el edificio tampoco parece estar en un estado maravilloso, lo más seguro es ser pacientes y estar atentos. Piensan si dar el mismo rodeo que hicieron para subir, o si intentar bajar a la segunda planta por la zona en mal estado, pero aunque el miedo les dice que se arriesguen terminan por hacer el mismo camino que antes. Continúan avanzando hacia la salida en silencio y con un par de armas en alto. De cuando en cuando se detienen al escuchar un ruido o para atravesar una zona con demasiados puntos para vigilar, pero avanzan sin problema alguno.

Acaban de bajar el último tramo de escaleras y por fin llegan a la amplia zona de recepción. Ya pueden ver la salida a unos metros. Algo suena tras ellos, por el mismo lugar que acaban de salir. Todos se giran tensos, Jorge y Teresa se colocan delante listos para disparar, tras unos segundos de espera comienzan a retroceder con las armas en alto, y tras otros cuantos segundos las bajan, parece una falsa alarma. Se giran para continuar su camino pero...

¿Qué estás haciendo Al? Vuelve aquí. –Goblin llama al joven que se aleja del grupo directo hacia una puerta que parece la de un ascensor común. Está ligeramente abierta pero la oscuridad de su interior no deja ver nada.

¡Al! Vamos, deja de hacer el tonto y vámonos.

Teresa también es ignorada y el soldado va tras él mientras sigue llamándolo cada vez más nervioso. Pero el chico no hace caso y continua avanzando hacia la puerta.

Jorge espera, apártate. –Iris lo llama preocupada pero este no hace caso, ya casi lo ha alcanzado. Lo hace cuando apenas están a dos pasos del ascensor y voltea al joven a la fuerza.

¿Por qué no nos respondes?

¿Qué?

Al parece perdido y tiene las pupilas ligeramente blanqueadas. Al notar este detalle Jorge levanta el fusil contra el ascensor pero la puerta ya está abriéndose. Una criatura similar a un lagarto se lanza hacia ellos mordiendo la cabeza de Al por completo y matándolo en el acto. Goblin dispara sin contemplaciones contra el animal mientras retrocede. Lo deja en el suelo moribundo y sangrante cuando ve que del ascensor están saliendo más, sale corriendo hacía la puerta de salida y ve como sus compañeras hacen lo mismo. Cruzan la puerta y todavía quedan los metros restantes hasta llegar a la mantis. Teresa es la única que mira atrás y puede ver a una docena de esos lagartos tras ellos. Son tan grandes como una persona adulta y su cuerpo es muy largo, casi parecen que alternan correr y reptar.

Por fin llegan a la mantis y mientras Teresa e Iris la ponen en marcha, Goblin intenta mantenerlos alejados a base de disparar, pero son más ágiles de lo que su aspecto te hace creer. Por fin están listos y también entra en la mantis. Salen tan rápido como pueden y aceleran hasta dejar a los lagartos atrás y pronto también la ciudad.

Logran escapar a salvo, pero con mucho de lo que informar.






Diego Alonso R.

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