El miedo habla mucho



El miedo es capaz de hacernos olvidar quienes somos. Con demasiado protagonismo crea problemas que no son tal y nos regala una angustia continua. Una que no nos permite pensar más allá de él. Y ninguno de nosotros estamos a salvo, nada ni nadie es inmune, ni tan siquiera un ser tan pequeño como una urraca.
Sí, he dicho una urraca.
Vive y sufre igual que nosotros. Conoce el miedo igual que nosotros. He intenta avanzar igual que nosotros. Así que seguiremos sus pasos en el próximo minuto. Hace tiempo tuvo un accidente mientras volaba y aterrizó contra su costado derecho. Se hizo daño y dejó de volar. Como buena urraca es lista y supo sobrevivir. Se adaptó y siguió adelante; pero sin ser la misma. No por el daño sufrido, es cierto que duele, pero eso no hizo el cambio. Fue el miedo por el que olvidó quién es. Ya hace tiempo que puede volar pero sigue sin hacerlo.
A veces se olvida de lo que ocurrió y comienza a batir sus alas, y aunque todo está bien, aunque no hay ningún problema, no es capaz de seguir. Algo en su cabeza le dice que no saldrá bien y que debe hacer caso al miedo, que este está para protegerla. Y está para protegerla, que no para dominarla.
Y así, poco a poco, la angustia se manifiesta por todo. Ahora mismo apenas puede respirar sin sentir que se está rompiendo. Ya no siente ganas de cantar y, aunque su color no ha cambiado, el blanco de sus alas parece gris. Ha dejado de ser una urraca. El ser que una vez brillaba azulado con los rayos del sol, que exprimía su inteligencia para salirse con la suya, que cantaba sin tener motivos...
Ahora ese ser mira al mundo desde el borde.
Solo quiere saltar y volar. Pero el miedo llega antes de que piense en intentarlo.
Sabes que no puedes”.
Te vas a hacer daño de nuevo” .
Es demasiado alto para ti”.
Vas a fracasar”.
La carga se hace demasiado pesada. No para volar, sino para vivir, a este paso se ahogara en sí misma. Está temblando y apenas es capaz de pensar. Sabe que no será la misma y no quiere serlo, solo quiere ser ella, la urraca que es de verdad, no una media sombra. Y si el miedo tiene razón adelante, bienvenida sea la hostia, porque va a saltar.

Diego Alonso R.

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