Los dientes del viento


 Hoy voy a cumplir el sueño por el que nací. Voy a volar. Debo admitir que estoy nervioso, nadie me ha explicado como debo hacerlo. No esperaba otra cosa, ellos nunca hablan. Yo creo que no han encontrado su propia voz, o se han empeñado tanto en tener una propia que perdieron todas. Igual no soy el más indicado para hablar, tampoco tengo voz, la diferencia es que a mí no me impide cantar.

Lo hago todas las noches. Se que solo yo puedo escucharme, pero me asusta que eso cambie, por eso espero a que todos se duerman. Y entonces canto. Siempre es la misma canción, aunque cambia cada día. Unas veces habla sobre el viento, otras de los gigantes y algunas veces habla de mí. Y aunque sepa cantar no se volar, lo cual me lleva al problema inicial.

Tuve mucho tiempo para buscar la respuesta, se que algunas cosas debes descubrirlas tú. Pero me acomodé pensando que tenía tiempo. Nunca debí fiarme del tiempo, todos saben que cambia de opinión muy rápido. ¿Qué hago ahora? Tal vez podría esperar a otra ocasión. No, puede que no tenga otra. Supongo que debo improvisar, igual eso significa volar.

Ahí viene. Tranquilo, ya lo has visto otras veces. Seguro que puedes hacerlo. Ya está aquí, puedo notar su aliento. Intenta abrazarme de nuevo, esta vez yo le abrazo también. Y empiezo a subir. No subo con calma y armonía, sino rápido y con toda falta de elegancia. Tampoco me esperaba que se sintiera así, es como si fuera libre por primera vez. Veo como los demás se alejan pero no me importa. Se que el está conmigo y el viento nunca me falla. Siempre nos cuida, por eso vuelo con el. Y en cuanto lleguemos al nuevo hogar le mostraré mi canción. Hoy hablará del viento y sus pequeños dientes de león.

Diego Alonso R.


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