Inmutabilidad


No puedo cambiar. No es que me bloqueé como persona, es que soy incapaz. Creo que así no me entendéis. Es completa e irracionalmente imposible que suceda un cambio en mi. Parece que estoy loco, ojala. La verdad es mucho peor. Entiendo que es un hecho difícil de creer. Hasta yo dudo, a veces. Pero es así, soy inalterable. Como un ancla en el espacio-tiempo. Es una putada.


Me cuido mucho, al menos desde hace unos años. Desde que descubrí las ventajas de estar sano. Bueno pues salí a correr una noche y me arroyaron. No se quien conducía, solo sé que me abandonó. Me quedé tirado como un juguete roto. Nunca me parecerá justo. Ellos nos regalan tantos buenos momentos. Pero si se rompen los tiramos a la basura. Y esa mentalidad se extiende al mundo. Me levanté y regresé dolorido hasta casa. Me acosté con el chándal puesto.

A la mañana siguiente apestaba a sudor. Como las mañanas tras una noche de sexo, pero sin ese regusto que lo hace apetecible. No tenia ninguna herida, nada. Esa fue la primera falta de cambios. Pero con mi estupidez lo dejé pasar. Fue suerte, pensé.  Mi vida siguió su curso. Sin apenas diferencias. Siguiendo el rebaño sin pastor. Dos días después decidí afeitarme, me queda bien la barba, pero a veces me apetece hacerlo. Me llené la cara de espuma y deslice la cuchilla mejor que cualquier verdugo. Al terminar, la barba seguía ahí. No pensé y repetí el proceso. Seguía teniendo barba. No entendía nada, probé con otra cuchilla pero con el mismo resultado. Admito que me preocupe. Tras reventarme los sesos no encontré ninguna respuesta lógica.

Decidí seguir intentado. El siguiente paso razonable, al menos según mi mente, cortarse el pelo. Agarré la máquina e intenté raparme. El suelo se llenaba de pelo, pero al mirarme nada había cambiado. Repetí el proceso tantas veces, que al final había más pelo en el suelo del que jamas he tenido. Pero nada cambió en mi. Fue la noche más larga de mi vida. No obtuve ninguna conclusión lógica. ¿ Tal vez el problema fuera en mi cabeza? Puede que estuviera distorsionando mi versión de la realidad. Eso era fácil de comprobar.Si en realidad ya no tenía pelo, solo tenía que llamar a alguien para que lo confirmara.

 No notaron ningún cambio. Eso me molestó. Por lo que decidí hacer una prueba más dura, hacerme daño. Se que suena exagerado, pero no tuve una idea mejor. Tampoco iba cortarme la mano. Algo pequeño. Fui a la cocina en busca de un cuchillo. Abrí la mano. Me entraron dudas, no iba a pasarme nada grave, pero tampoco tenía la idea tan clara. Sin pensar más hice un corte. No sentí nada, un segundo más tarde vino el dolor. Como la luz y el sonido de un rayo. Luego brotó la sangre. Era una herida superficial en la palma, pero las manos sangran mucho. Como las orejas. Antes de darme cuenta, no tenía herida. No es que viera como se cerraba. No. La herida desapareció, en algún momento deje de verla. Me asuste, mucho.

De eso ya hace meses. Ahora soy gordo. Al menos en alma, recuerda que no puedo cambiar. Decidí dejar de cuidarme. Alimentar al antiguo gordo de mi alma. Lo decidí una tarde de domingo. Esas tardes son peligrosas. La gente suele aburrirse. Y la gente aburrida es peligrosa, atraen las malas ideas. El primer suicida seguro que estaba aburrido un domingo. Será buena idea, pensó. Hasta que se dio cuenta del inminente resultado. Así que prepare todo lo que quería comer. Y al ritmo de Scorpions mi cuerpo devoró todo. O más bien fue arrojado a un pozo extrañamente habitado.

Eso es una ventaja. La única que encontré, a parte de la salud sin límite. Pero estoy preocupado. No se hasta que límite llega esto. Es cierto que desarrolle un nuevo pasatiempo: intentar cambiarme. Sigo sin tener éxito. Me preocupa no envejecer. Muchos imbéciles pagarían por esto. Como ya dije son imbéciles. Nuestra mente está diseñada con un límite. Todo esta diseñado con un límite. En un universo donde todo es finito la inmortalidad es un mal chiste. No quiero formar parte de ese chiste.

No sé como voy acabar. Igual me descubren y termino como el sujeto de laboratorio de un lunático. O un domingo descubro que puedo morir. Puede que un día me despierte y sea normal. O ya estoy muerto desde el accidente. No  lo sé. Tengo miedo, mucho miedo.

Diego Alonso R.
Twitter: Diego_Inefable 

Comentarios

  1. Primero Diego debo decirte que ya me sabes lectora de tu blog desde que lo descubri un dia, no en domingo, te lo aseguro, jaja...

    Segundo ( soy bien preguntona ) creo prefiero serlo antes de andar creyendo todo se ( a lo tonto quedando como idiota )...sigo, esta historia es tu realidad o algo ficticio que se te ocurrio ?

    Nuevamente tus escritos han captado mi atencion, Gracias y si es real, debes saber que estoy cerca, a tan solo unas letras...cuidate y recuerda que lo que te hace unico es lo que eres...por lo que cambiar para que y por quien ?

    Mejor adaptate y transforma aquello que te haga sentir mejor, por y para ti, no por nadie mas...cuidate si...
    see u around...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te preocupes, el que no pregunta nunca sabe. Es una historia ficticia por completo. Y muchas gracias por dedicar tu tiempo leyéndome. ¡Un saludo!

      Eliminar

Publicar un comentario